Reservas de desorden otra clave para el orden
Por más que queramos evitarlo, debemos aceptar que siempre existirá por lo menos un poco de desorden en nuestro hogar. Una vez aceptemos que esto es una realidad, podremos dar un nuevo paso hacia el orden, generando lo que llamamos una “reserva de desorden”.
Las reservas de desorden son aquellos pequeños espacios que intencionalmente designamos para ubicar el desorden normal de la vida cotidiana. De esta forma, el desorden no irrumpe con el orden de nuestro hogar esparciéndose por toda una habitación, sino que encuentra un espacio específico en la habitación y una forma de convivir con el orden que queremos llevar. Un ejemplo claro de esto son los cestos de la ropa sucia. Sería ideal poder limpiar inmediatamente la ropa una vez la hemos utilizado y volver a guardarla, pero sabemos que esto no es posible, así que para solucionar esto, se intentaron los cestos de la ropa sucia: un contenedor sencillo, que tiene un lugar específico en la casa, en el que nos es posible depositar la ropa sucia en desorden mientras la lavamos, en vez de dejarla botada de cualquier forma en toda la habitación.
Este mismo principio lo podemos aplicar en diferentes lugares de nuestro hogar. Basta con que pensemos cuáles son aquellos artículos que con frecuencia encontramos en desorden: medicinas, recibos, revistas, materiales de manualidades, cables u otros objetos que quizás no tenemos el tiempo para guardar en perfecto orden. Una vez los identifiquemos, basta con asignarles un espacio dentro de la casa y un contenedor que se adapte a la cantidad y forma de objetos que vamos a almacenar.
Con estas pequeñas reservas de desorden, nos será mucho mas sencillo mantener el orden en nuestro hogar sin desconocer el ajetreo y el caos propio de nuestra vida cotidiana.